“Trenecito” – Paulina del Paso

A René, “Trenecito” como le decía yo, lo conocí en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) en el año de 1994. Ambos teníamos veintitantos años y compartíamos la misma pasión por el cine, el mismo deseo de contar historias con imágenes, palabras y sonidos y un gusto particular por los juegos de palabras. René tenía un sentido del humor picudo, extraordinario, me hacía reír tanto, sólo de recordarlo se me dibuja una sonrisa de oreja a oreja. Los dos éramos bilingües: inglés y español por lo tanto estos juegos de palabras podían ser en un idioma u otro o una combinación de ambas. En nuestros 15 años de amistad a parte de las largas horas de convivencia dedicadas al “dolce far niente”, es decir al no hacer nada más que disfruta de la compañía del otro con una rica comida o al escuchar uno de los acetatos de su colección o en una caminata sin destino particular, trabajamos juntos en varios cortometrajes, un videoclip y en la curaduría de un espacio de arte público llamado El Mirador. Gracias a René descubrí la comida coreana, los mochis de té verde, los desayunos del Konditori, el bubble tea, Moondog, Belle y Sebastian, Wilko, F for fake de Orson Welles, 21 short films about Glen Gould, por mencionar lo primero que se me viene a la mente, porque la lista es larga. Juntos compartimos y discutimos acerca de nuestras no tan logradas relaciones amorosas de aquel entonces y nos echábamos porras. Juntos soñamos con hacer muchas películas en el intento de descifrar lo más profundo de las emociones humanas. Con René aprendí mucho de cine, en el tercer año de la carrera del CCC René se fue a vivir a Austin, Texas dónde cursó la licenciatura de Cine. A su regresó se volvió a integrar a nuestra generación y compartió conmigo todo su nuevo bagaje cinematográfico y cultural. Trabajamos ambos en las tesis escolares del otro; René co-escribió conmigo el guión Fragmentos y yo fui su asistente de dirección en Una aventura.

Al término de nuestra carrera en el CCC iniciamos juntos el proyecto de El Mirador, un espacio de arte público en un puesto de tortas que apelaba al voyerismo de los pasantes de la glorieta de Insurgentes. Al año, René se fue a vivir a Nueva York, en total curamos y organizamos 8 exposiciones y 4 eventos. Recuerdo en cada inauguración a su madre Lupita quien nos acompañaba muy entusiasta, a Beto su papá lo conocí después y quisiera decir que ahora tengo una entrañable amistad con ambos y les estoy profúndame agradecida por su generosidad. Tras la ida de René a Nueva York nos vimos poco, pero mantuvimos el contacto por correo electrónico y en una ocasión lo fui a visitar. Recuerdo que fuimos al barrio chino a comer y pasamos a una tienda de ropa. René me comentó que le había echado ojo a una camisa y me propuso: “porque no me regalas la camisa y yo te regalo algo a ti”. Este espíritu de compartir y disfrutar juntos siempre fue muy característico de René, ciertamente heredado de sus papás Beto y Lupita. Fue así que me hice de una de mis faldas preferidas y de otro bello recuerdo de mi amigo. 

Hoy a 10 años de la muerte de René recuerdo su sonrisa, cierro los ojos y siento que está a mi lado. Me alegra mucho, que finalmente gracias a la generosidad de sus padres, su gran colección de libros, películas y discos se ha integrado al Centro de Capacitación Cinematográfica bajo el nombre: Colección René Peñaloza Galván y pronto estará al alcance de todos sus alumnos. Ellos, al igual que yo lo hice en numerosas ocasiones, podrán adentrarse en el maravilloso universo de René, les aseguro que él allí estará a su lado disfrutando también de su colección.  

Paulina del Paso

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