Contraté a Rene como artista docente, cuando trabajé en Brooklyn College Community Partnership, porque más allá de ser un cineasta muy talentoso, compartió que había sido muy afortunado en la vida y que quería devolver algo a cambio. Era cineasta y quería enseñar este conjunto de habilidades.
Me impresionó mucho su humildad. Lo que no sabía entonces, era que tenía mucho que dar: conocimiento, pasión, creatividad, calidez, comprensión, y lo dio sin juzgar. Tampoco sabía que tendría tan poco tiempo para darlo. Nos conectamos fuera del trabajo porque teníamos mucho en común y recuerdo sentir que quería ser su amiga. Él siempre estaba activo. Parecía ser capaz de experimentar la vida en el momento como si fuera la primera vez que hacía algo que podía haber hecho muchas veces antes. Parecía abrazar a BCCP en ese momento y también lo abrazó a él. Su trabajo con los estudiantes reflejó un profundo respeto por su cultura, capacidades y objetivos. Como un erudito generoso, fue un maestro único y natural. Después de su muerte, conocí a otro René o muchos Renes. Empecé a formar una imagen del amigo que esperaba tener. Su profundo amor por la música y el cine, el respeto que sus muchos amigos tenían por él y su trabajo creativo, la devoción y el apoyo que le habían brindado sus maravillosos padres. Su vida estaba tan completa. A veces me pregunto qué habría pensado Rene sobre esta banda o esa película o este tipo de comida o una persona en particular, una idea o una experiencia. Era la persona rara que podía relacionarse con casi cualquier persona o cosa. Aún lo extraño.
Steven Ausbury
