El otro jazz mexicano

El  otro jazz mexicano

El  otro jazz mexicano: música al margen de los márgenes

por René Penaloza Galván

La personalidad en sí misma es técnica.

                          –Gary Giddins escribiendo sobre el pianista Cecil Taylor.

Pocos quehaceres creativos han padecido tantas vicisitudes como el jazz en nuestro país. Su errático historial oscila entre temporadas relativamente esperanzadoras –festivales, espacios dedicados, apoyos institucionales, presencia mediática–  y rachas de aridez generalizada. Así el jazz mexicano ha gozado múltiples vidas y padecido un número similar de muertes (declararlo extinto en algún u otro momento es casi de rigor entre sus músicos y críticos más prominentes).

El Grupo de Jazz San Pedro fue un digno representante de la escena nacional por ahí de 1930, calidad que desafortunadamente no se tradujo en contrataciones, por lo que se vieron obligados a también ofrecer sus servicios como el Mariachi San Pedro de Tlaquepaque. La anécdota encierra el que hasta la fecha ha sido el hado de los jazzistas en nuestro país: depender de variopintos huesos (participaciones en discos de pop insulso, presentaciones de cantantes de moda, etcétera) para poder subsistir. El que sea prácticamente imposible vivir del jazz por estos rumbos sin duda tiene que ver con sus características imperantes en México: por un lado está un sonido ligero, muy de lobby bar, una desesperada y desesperante apelación al mercado adulto contemporáneo (¿alguien dijo Kenny G?); por otra parte están las manifestaciones ostensiblemente ‘serias’, alineadas con la fétida visión del jazz como “la música clásica  del siglo XX”. 

No obstante, también ha existido una corriente alterna  de músicos quienes –encomendados a los espíritus de gente como Albert Ayler, Thelonius Monk, John Coltrane y Ornette Coleman– no olvidan que en su sentido más profundo el jazz es una música de apasionada, lúdica e infatigable búsqueda. Llámese jazz creativo, free jazz o jazz vanguardista  las distintas manifestaciones que se han asomado a través de los años ofrecen un sonido que en verdad estruja y entusiasma a quienes ansían algo más que un fondo para degustar su martini o un inocuo bañito de ‘cultura chic’.

El saxofonista Henry West fue un personaje sui géneris en la escena nacional. Hacedor de música libre con su grupo Atrás del Cosmos (llamado así porque su lugar de ensayo estaba ubicado atrás del cine Cosmos), actor en obras de Alejandro Jodorowsky, compañero de escenario del legendario trompetista Don Cherry, West acabo por irse a los Estados Unidos, desilusionado e indispuesto a ceder antes el inexorable llamado del hueso. Luego vendrían expresiones como La Banda Elástica, grupo que incorpora guiños minimalistas tocados en instrumentos prehispánicos a su peculiar manera de entender el jazz, la cual por fortuna ha quedado plasmada en varios discos. También registrado en una grabación, el 1er Encuentro Internacional de Improvisación Libre reunió a músicos mexicanos como Germán y Francisco Bringas, Roberto Aymes y Raúl Aranda en diversas sesiones con el dueto alemán Statements. Por su parte, el flautista Cipriano logró un sonido arriesgado y de delicioso ambiente carnavalesco con su Mitote Jazz. Y más recientemente el multiinstrumentalista  Marcos Miranda ha ido armando una serie de proyectos que sorprenden por su convicción y exquisito desparpajo.

La historia del jazz en México ha sido tan dispersa y esporádica como el párrafo anterior (no en vano Alaín Derbez subtitula su El Jazz en México, “datos para una historia”), más aún si se pretende hurgar en “el otro jazz mexicano”, aquel que se ubica en los márgenes de una expresión ya de por sí marginal.  Sin embargo, la proliferación de los estudios caseros y el surgimiento de espacios como el Art Life y PapaBeto –éste último dedicado únicamente al jazz– nos dan la esperanza de que estas 

deliciosas expresiones de otredad sigan teniendo cabida y salida.
Este artículo no hubiese sido posible sin la valiosa ayuda de Xavier Quirarte.

Donde escuchar:
Café Jazzorca (conseguir dirección)
PapaBeto (Manuel Villalongín 196-H,  tel 5592.1638)
Art Life (conseguir dirección)
Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco #79, tel. 5420.4509)
El Hábito (conseguir dirección )

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