René Peñaloza para Latin Pulse
El reconocimiento a la labor artística de las mujeres ha sido un proceso por demás lento; en el ámbito de la música de concierto dicho reconocimiento ha sido peculiarmente tardío. Incluso hoy en día hasta los melómanos más voraces conocen apenas un puñado de compositoras, mientras grandes talentos como el de Elizabeth Lutyens, Ethel Smyth o Pauline Oliveros son prácticamente desconocidos para el público en general. Tratándose de compositoras mexicanas la situación se torna aún más sombría. Con el propósito de saldar esta deuda histórica es que surge Mujeres en la Música, un colectivo de compositoras que busca difundir la creación musical de las mujeres alrededor del mundo, y más específicamente aquella que se origina en Iberoamérica y México.
Irónicamente, la mujer tuvo acceso a la educación musical mucho antes que a otros campos como la ciencia, o la filosofía. Sin embargo, era difícil que pudiese desarrollarse musicalmente más allá del ámbito doméstico –donde tocaba para amenizar reuniones– y cuando lo lograba únicamente se le consideraba como intérprete, prejuicio que de alguna manera perdura hasta la actualidad.
“Si tú analizas la obra de compositoras barrocas, te das cuenta que tenían toda la capacidad, toda la escuela, todo el dominio de la técnica y la creatividad”, explica Xóchitl Rovirosa Madrazo, socia del colectivo y productora de Preludio a lo Impredecible, disco que incluye una de sus obras. “Te vas al romanticismo y sucede igual. Hermanas de los compositores más sobresalientes, familiares, esposas y de más. No hay una razón que pueda justificar esa constante postura de ‘la mujer para intérprete sí, pero para compositora no’”.
Mujeres en la Música tiene sus orígenes en la labor de investigación de Leticia Armijo, también compositora. “[Ella] se da cuenta que hay mucha música escrita desde hace siglos hecha por mujeres: en los conventos, en las iglesias, en las casas particulares”, explica Rovirosa. “Tuvo muchos elementos para pensar que en México era factible crear un organismo donde las mujeres se dieran a la tarea de investigar, de promover y todo esto”.
El colectivo nace en 1994 e inmediatamente surge Murmullo de Sirenas, serie de Radio Educación que brinda “un espacio para sentir y entender la creación musical de las mujeres”. El programa dura más de un año, mientras Mujeres en la Música crece hasta abarcar un centro de documentación, la publicación de partituras, la edición de discos y videos, además del Encuentro Iberoamericano de Mujeres en el Arte, que tendrá su tercera edición a principios de marzo.
Para este año se planean varios discos entre los que están uno de música para piano de Fanny Mendelssohn (hermana mayor de Félix), y otro de obras para dos pianos por compositoras iberoamericanas. Rovirosa se muestra particularmente entusiasmada con la grabación de las partituras de Rosa Guraieb Kuri, oaxaqueña de orígen libanés que empezó a componer desde muy temprana edad. “Su música tiene elementos españoles, árabes, mexicanos, una sensibilidad muy dinámica”, explica. “Es muy importante este disco, para mí personalmente es un reto porque la mujer ya es grande y es muy importante que tenga su disco en vida”.
Historias como la de Gurai eb o la de Emiliana de Zubeldía –compositora y fundadora del Conservatorio de Sonora en los cuarenta– alientan la labor del colectivo
, misma que busca llegar a todo tipo de público, no a un pequeño grupo hermético. “El engrane de todo esto es la participiación de la mujer en la sociedad”, concluye Rovirosa. “La idea es incluir no excluir. Nosotras incluirnos, sin excluir otra vez, porque no funcionaría”. Esfuerzos como este abren la posibilidad de que en un futuro la idea de una asociación
