René, querido amigo risueño y generoso y genial. Te extraño y el mundo extraña tus obras. Pienso en tu despedida prematura y absurda, me indigno con la muerte, tan confusa y ridícula. Querido René ojalá exista un paraíso con pantallas gigantes, ojalá estés proyectando historias llenas de humanidad y misterio para un público milenario. Eres un artista valiente y necesario. Te cuento que el mundo sigue girando con torpeza, la humanidad cada vez más cruel y caprichosa. Aunque hay días muy felices y seres singulares. Extraño tu manera de mirar con ironía y lucidez. Te extraño para charlar y reír y el universo añora tus obras fascinantes. Hasta siempre querido amigo.
Paula Markovitch