Yo si podría llevarme con un abogado que escucha Ministry – Miguel Medrano

Conocí a René pocos meses después de haber llegado a trabajar a la Ciudad de Nueva York. Me lo presentó Pepe (José Luis Cortés), artista plástico, amigo de la Universidad, quien también se había mudado por esas fechas a la ciudad. Una noche después del trabajo, Pepe me llevó al departamento de Rene, ambos planeaban comenzar una banda y necesitaban un bajista. Rene abrió la puerta de su estudio en Williamsburg, Brooklyn y me dijo: “Ah, tú eres el abogado que toca el bajo…” y me arrebato el Ipod que traía en la mano y se puso a ver su contenido. Después de revisarlo por unos instantes me lo regresó y me dijo “bueno… yo si podría llevarme con un abogado que escucha Ministry…” Al principio no supe si se trataba de una broma, pero con el tiempo descubrí que todo era siempre un chiste para él. Y así, entre broma y broma, Rene se convertiría en uno de mis mejores amigos. En ese microscópico estudio atiborrado de libros, discos compactos, acetatos y trastes sucios, comenzamos a ensayar con una jarana (eléctrica), una guitarra acústica, un bajo sin trastes, un par de baquetas, panderos, una caja de cartón, y por supuesto, una quijada de burro. Y así con el tiempo también conocería en este apestoso estudio ubicado en el epicentro de la gentrificación neoyorquina, a un diverso grupo de artistas plásticos, cineastas, rodies-curadores, escritores, fotógrafos, pero sobre todo groupies (tod@s amig@s de Rene), testigos de la gestación de Bachelor Sound Machin (BSM) como un cadáver exquisito que no lograba controlar una absurda necesidad de hacer sátira de absolutamente todo. Como cualquier banda, comenzamos tocando covers de Selena (Como La Flor), David Bowie (Space Oddity), Paulina Rubio (Lo Hare Por Ti), Brian Adams (Summer of ’69), Juan Gabriel (Caray) y algunos sones jarochos como La Sarna, Colas y El Guapo. Alguna vez propuse a la banda tocar ‘Baby’s On Fire’ de Brian Eno, o‘Incarnated Solvent Abuse’ de Carcass o algo de Michael Jackson, pero no me hicieron caso. Nunca entendí bien por qué mis propuestas no eran aceptadas y a raíz de los rechazos Rene comenzó a llamarme “El Sobrino” o “El Sobraz”. Mis mejores experiencias con BSM fueron mis peleas con Rene durante “la composición” de las canciones y tocar El Guapo en vivo, lo que me salvó la vida. Pero esa, es otra historia… Al componer usualmente comenzaba a tocar algo con el bajo. Pepe me acompañaba con la batería y algún efecto (como un relincho de caballo). Tom incorporaba percusiones y así se iba construyendo la estructura de la futura canción. Rene incorporaba algo a la estructura e inmediatamente comenzaba a componer la letra, la cual, inexorablemente, se trataba de algún asunto privado, como unos tines de lujo que Rene había recibido o dado de regalo, unas románticas vacaciones que yo había pasado en Francia, la incuestionable relación que existe entre la pedicura y los soldados que pierden todos los miembros durante la guerra, o la abrumadora sensación de ser el único heredero de un poderosísimo imperio cuando tu verdadera vocación es únicamente es vivir en Alaska y cenar pizza cada noche. Rene “escribía” las letras de las canciones como si fueran rimas de son jarocho; primero cantaba una línea, luego la repetía y añadía algo, como si fuera un chiste que se rehusaba a terminar. Usualmente discutía con Rene porque tendía a modificar la letra y la estructura de las canciones constantemente, a tal punto que a veces yo dejaba de tocar, y frustrado le pedía que por favor tomara una decisión sobre cuál quería que fuera la estructura definitiva de la canción. Siempre le decía que la letra la podía cambiar cuantas veces quisiera (y de hecho lo hacía todo el tiempo, lo cual era sumamente divertido porque nunca tocamos la misma canción dos veces). Compusimos así una serie de grandes rolas que se resisten a tener una sola versión. Y así inspirados y guiados por Tlahuicole, el guerrero gran Tlaxcalteca, pronto desataríamos una ridícula e incontrolable reacción creativa que nos llevaría a tocar en fiestas de cumpleaños, galerías, centros multimedia, parques escultóricos y bares, e incluso a grabar un disco en la cochera de una casa en algún lugar de Pensilvania. BSM terminó con la muerte de Rene, imposible continuar sin el alma creativa del grupo, extraño sus letras, su humor pero sobre todo su amistad.

Miguel Medrano.
2020

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